Ese culto a Hugo Chávez ha llegado a su cénit con la muerte del espadón. Hay un auténtico fervor por el líder bolivariano, que unido a la maquinaria política creada desde el poder ha resultado en una riada de fieles que han visitado la capilla ardiente de Chávez.
Su muerte constituye un problema político, ya que obliga al “presidente encargado” Nicolás Maduro a convocar elecciones en un breve plazo. De modo que desde el gobierno se continuó con la exaltación de la figura del ex presidente. Quisieron sumarle a la negra lista de momias adorables pero su cuerpo corrupto obligó al Gobierno a abandonar la idea.
Pero desde el Gobierno se ha adoptado un lenguaje que convierte a Hugo Chávez en todo un personaje del cielo. Ha nacido la teología bolivariana, según la cual Chávez intercedió por Jorge Mario Bergoglio ante Jesús, para que le convirtiera en el Papa Francisco. Nicolás Maduro utilizó estas palabras: “Alguna mano nueva llegó y Cristo le dijo ‘bueno llegó la hora de América del Sur', así nos parece”.
Este culto bolivariano ha llegado a su culmen con la beatificación popular de Hugo Chávez. Según el semanario colombiano Semana, había figuras de veneración religiosa de Chávez ya hace dos años, “pero ésta no tuvo mucha acogida entre los creyentes”. Ahora es el momento. El semanario cita a la antropóloga Michelle Ascencio, quien dice que la fe de los venezolanos está marcada por un “mosaico de creencias y religiones que conviven, intercambiando ritos y santos”. En ese abigarrado mundo de creencias y santos encaja el culto a Hugo Chavez como un santo. Hay incluso una improvisada capilla, que se ha quedado pequeña.
El presidente engargado de mantener el régimen, Nicolás Maduro, ha aprovechado la Semana Santa para comparar a Hugo Chávez con Jesucristo: "Hace 2000 años un día como hoy, los discípulos de Jesucristo se dejaron llevar por el dolor, algunos incluso dejaron de creer porque siendo este el hijo de Dios se había ido físicamente, algunos en su dolor llegaron a dudar de la existencia de nuestro creador. Esos sentimientos los tuvimos nosotros aquel 5 de marzo a las 4:25 de la tarde, día en el que murió Hugo Chávez. Nunca estuvimos preparados para perderlo físicamente". Por eso recurren a la beatificación santera del ex presidente.
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