¿Por qué gente sin relación con el judaísmo defiende a Israel?



Hace unos días tuvo lugar en Vigo (España), otro acto público organizado por la Asociación Galega de Amizade con Israel (AGAI). El evento consistió en una conferencia impartida por Fernando Álvarez Barón, sociólogo, ex-ejecutivo de banca, actualmente funcionario de la Administración del Estado y Presidente de la Asociación de Solidaridad España-Israel (ASEI), homóloga del colectivo promotor del acontecimiento. Se celebró en uno de los salones de un céntrico hotel de la ciudad y contó con una numerosa asistencia de público. La presentación del disertante, así como la moderación del coloquio posterior, estuvo a cargo de César Pazos, técnico de Marketing, miembro del Padroado da Fundación Enclave, socio-fundador de AGAI y promotor del Manifesto Colectivo Galeuscat-Israel.
La conferencia llevó por título “No hay sal en el mercado es sábado y los judíos no están”, un dicho al uso entre los bereberes del centro y sur de Marruecos y que pervivió hasta mediados del siglo XX para referirse a los judíos, aludiendo la sal a la que era, mayormente entre las tribus nómadas, moneda corriente para los intercambios comerciales.
El orador comenzó ilustrando a los asistentes acerca de qué es ASEI. Al respecto, y muy resumidamente, dijo que es una Asociación de apoyo a Israel, nacida en 2004, creada por madrileños y que, entre sus logros más destacados, se cuenta una manifestación a favor del Estado judío, que contó con amplio seguimiento por parte de los medios de comunicación españoles y con la presencia si bien a título personal- de sobresalientes personalidades de la izquierda y el sindicalismo nacional; también organizó dos manifestaciones ante la Embajada de Irán y varias acciones en Internet y otros medios de comunicación de masas. 
En este contexto formuló una interesante pregunta: ¿Por qué gente sin relación con el judaísmo se embarca en una aventura semejante? La respuesta que dio seguidamente es altamente significativa: Porque ve a los propalestinos, básicamente, cortos ideológicamente, dejando traslucir, además, que son de un dogmatismo ciego y de una, a todas luces injustificada, posición anti israelí. Hizo apologética de ello manifestando que tales posicionamientos tan poco inteligentes obedecen, sobre todo, a un acentuado y mayoritario sentimiento antinorteamericano, lo cual no obvia que en las indagaciones periódicas oficiales, se reconozca la falta de respeto a los derechos humanos de países como Irak, en primer lugar, y los países árabes como cuartos de la relación (encuesta del año 2005); o que en el año 2002, en estas investigaciones sociológicas, los españoles perciban a los países árabes como ejemplos de pereza, desigualdad e ignorancia. También en ese año, aparece Israel como amenaza, si bien ocupando el último lugar de la lista.
Seguidamente, mencionó algún acontecimiento histórico relevante, comenzando por las leyes no discriminatorias contra los judíos, dictadas por Napoleón, que determinaron el fin del ostracismo judío en comunidades necesariamente endogámicas, resultado de lo cual fue una gradual integración que llegó a ser plena- de los judíos con las demás gentes del país. Esto condujo a unos progresivos cambios tanto de costumbres como de aspecto externo, por ejemplo, manteniéndose la tradicional e iconográfica vestimenta en los religiosos ultraortodoxos.


La irrupción del judío en la realidad cotidiana
Esta irrupción del judío en la realidad cotidiana, provocó, sin embargo, una reacción contraria en otras minorías, rechazo que fue alentado por la constatación de un creciente éxito judío sobre todo en lo comercial y cultural.
El conferenciante explicó que esta animosidad se debió a que al terminar la época de segregación, en los judíos se conoció y hasta hubo de reconocerse- un pueblo dotado de tres características adquiridas a lo largo del tiempo y que le daban un valiosa ventaja a la hora de competir con las demás gentes de su entorno: primero, que eran un pueblo culto y estudioso que, además, concedía un elevado status social a sus eruditos; segundo, que no conocían el analfabetismo sino que solían ser, por lo menos, bilingües; y tercero, que poseían hábitos de control del tiempo y de disciplina.
El Sr. Álvarez Barón indicó que las adversas condiciones en que tuvieron que desenvolver la mayor parte de su existencia en Europa, en una sucesión de expulsiones, arbitrariedades y limitaciones civiles, les llevaron a desarrollar una serie de hábitos a los que los psicólogos dan el nombre, en general, de “mecanismos compensatorios” que, llegado el momento de la igualdad de derechos con los demás conciudadanos, les resultaron de enorme utilidad práctica. 
Dicho de forma muy resumida: unos antecedentes de sufrimiento, desencadenaron unos mecanismos que les permitieron adaptarse y obtener resarcimiento de la adversidad de cada momento y, pasado el tiempo e interiorizados tales hábitos, alcanzar el éxito. Así, por ejemplo, que la imposibilidad de poseer tierras, les supuso adaptarse fácilmente a la movilidad de residencia; de ello se derivó que los judíos circunscritos al medio rural, protagonizaran una pacífica “invasión” de las grandes urbes. 
Otro de los mecanismos compensatorios (derivado en buena medida del anteriormente citado) fue que, de obligados a luchar por la supervivencia, no les supuso
problema alguno el aplicarse a procurar el éxito en el lugar que consideraran más conveniente. Un tercer mecanismo, por otra parte forzado por la precariedad en que hubieron de vivir hasta entonces, fue su propensión a la búsqueda de información útil orientada, mayormente, a conocer en quien podían confiar y de qué personas era prudente no hacerlo. 
Un cuarto mecanismo compensatorio y, de nuevo, la necesidad convertida en virtud- fue el mantener una permanente reflexión sobre sí mismos. Y un quinto mecanismo, fue poseer un espíritu emprendedor. Todo ello, recalcó el conferenciante, con un elemento siempre presente: una viva inteligencia, agudizada y adiestrada desde muchas generaciones atrás.
Se dio el dato a los asistentes de que, hasta la Shoá, no hubo en Europa una minoría mejor organizada, con mayor capital cultural y con más aprovechamiento escolar que la judía. Apoyó tan contundente declaración con datos como estos: en el año 1920, el mayor porcentaje de abogados, ingenieros y economistas de Hungría estaba constituido por judíos. En 1936, en Viena, era de raza judía el 85% de los médicos y el 62% de los abogados, siendo judía tan sólo un 8% del total de la población vienesa.
A partir de este punto, el orador propuso una reflexión sobre el hecho racionalmente inexplicable de por qué y cómo hubo tan virulento rechazo contra los judíos si eran los profesionales más cualificados, si su aspecto no era diferente al de cualquier otra persona natural del país y si, en definitiva, cooperaban con acentuado sentido patriótico en el progreso de la nación donde residían.


Los judíos europeos pasaron del éxito social a la casi aniquilación
Se indicó que desde que comenzó la igualdad (allá sobre el año 1800) y hasta la Shoá, los judíos europeos pasaron del éxito social a la casi aniquilación, a causa de una desaforada reacción social antisemita, que se manifestó en violencia desmedida e injustificada. 
Hubo una total carencia de razones objetivas que justificaran este posicionamiento antijudío, al que el conferenciante opuso la gigantesca contribución cultural, científica e intelectual que los judíos, y particularmente Israel, hicieron al mundo, dada la dinámica analítica y de permanente reflexionar, propia de la cultura judía. Transcribimos lo dicho por el Sr. Álvarez Barón: “Después de Auschwitz-Birkenau habría que volver a referirse a la sal del mercado para describir la exuberancia intelectual con la que individuos judíos y judaizantes se han aplicado a poner “patas arriba” los presupuestos clásicos de la economía, la sociología y la psicología y han encabezado el despegue de la neurociencia y la neuropsicología. 
Después de 1945 el Pueblo de la Shoá ha reforzado la identidad judía con una línea divisoria que separa el mundo en judíos y en no judíos y que individualmente se vive como un “nosotros innombrado”, que es la hoja de ruta biográfica de los judíos y que acoge los “mecanismos compensatorios” individuales, transformando los sentimientos de dolor y exclusión en la sal intelectual, que de manera tan exuberante se nos muestra, en la sobrerrepresentación judía entre los modernizadores del pensamiento, entre otros ámbitos.” 
Partiendo de aquí, hizo una relación de judíos que hicieron aportaciones modernizadoras. Citó, entre otros, a Daniel Kahneman, Premio Nobel de Economía en 2002 por sus estudios sobre la toma de decisiones en entornos de incertidumbre. A Alan Wicker, estudioso de la psicología y que mantiene la tesis, insólita hasta que el citado erudito la expuso, de que el comportamiento humano no viene determinado por la personalidad del individuo. 
A Elliot Aronson, uno de los más relevantes psicólogos de Estados Unidos, meticuloso investigador de la violencia interétnica. A Erving Goffman, ex-presidente de la Asociación Americana de Sociología y antiguo cámara de cine, que, en palabras del dicente, fue “…un judío que logra un meteórico ascenso social basado en su capacidad intelectual y profesional…(que) revolucionó la Sociología afirmando que los humanos somos actores que representamos varios papeles/roles a lo largo del teatro de la vida.” 
Mencionó otros nombres (Joseph LeDoux, Antonio Damasio, Matthew Erdelyi o Daniel Goleman, entre ellos (y aparte los universales Freud o Einstein), para ilustrar la paradigmática inclinación del judío a ocuparse en el estudio profundo de las cosas y del respeto que manifiesta ante opiniones no compartidas o incluso contrarias a las propias. Sobre el particular, mencionó a un equipo de arqueólogos que, en el propio Israel, disponen de toda la libertad para enunciar proposiciones que chocan frontalmente con los principios admitidos como básicos tocante a los orígenes y fundamentos del pueblo y la teología del pueblo hebreo.
Terminó su exposición con una declaración tan contundente como que las bibliotecas de los que tienen inquietudes intelectuales, son abundantes en libros de judíos y proponiendo, simbólicamente, “…un brindis por el más grande, Baruch Spinoza” de quien recordó una frase que define el ansia judía por el saber: “la actividad más importante que un ser humano puede lograr es aprender para entender, porque entender es ser libre”.
Seguidamente, se abrió el coloquio, que contó con varias y excelentes intervenciones de algunos de los asistentes. Aurora, Panorama Profético

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